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Cuba

¿Protector de la gente el capitalismo salvaje?

Un niño en el horrible y tóxico vertedero de Agbogbloshie, Ghana. |Kai Löffelbein

 Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

 

Cuando un sistema como el cubano afronta dificultades económicas y financieras, que nos impuso el derrumbe del socialismo en Europa, con efectos hacia un periodo especial probador de la entereza del pueblo y sus dirigentes,  la lógica es que la reacción sea la de proteger al sistema, al gobierno, sus conquistas; así fue, vencimos todos los desafíos.

 

A la altura de 22 años de aquella colosal prueba, admirable en todo el mundo por la resistencia cubana al bloqueo arreciado de los imperialistas  norteamericanos y su Unión Europea, y cuando la ruta de la renovación está trazada, escucho voces un poco que apostatas, creyendo ya que nos estamos demorando en mostrar resultados en  la aplicación de los Lineamientos de la Política Económica del Partido y la Revolución, para actualizar nuestra economía.

 

No es como la coyuntura actual, sobre todo porque la conceptualización de lo que se hace en el perfeccionamiento del socialismo, sigue afrontando dificultades en los abastecimiento, particularmente para el trabajo por cuenta propia, lo ha motivado el disparo de los precios en la relación oferta demanda, y sin  que la gestión estatal pueda tratar de imponer o regularlos, lo cual de lograrse no estimularía a este sector.

 

Es verdad que todavía el Estado no ha podido abrir sus establecimientos mayoristas a la red minorista, y muy objetiva debe ser la causa, pero lo que sí me parece sumamente subjetivo y desleal hacia la Revolución y el Estado es afirmar que el capitalismo sí regula precio, seguramente para proteger a los que no tienen con qué salvarse del hambre.

 

Bien sabemos los cubanos que el capitalismo tiene como esencia de sus leyes, la economía de mercado, cuyos precios se autorregulan mediante la competencia, en muchos casos desleal, y que muchos negocios y empresas paran en el vientre de grandes consorcios quebradores.

 

 Y sí realmente el Estado capitalista regula y protege a la gente, por qué en los Estados Unidos, España, Bulgaria y otros países cientos de miles de familias no han podido salvar sus viviendas y  han tenido que huir buscando la protección de algún amigo o puente donde refugiarse.

 

Si en verdad el Estado capitalista protege al pueblo, por qué 25 millones de desempleados en eso y otros países están en las calles    exigiendo que le devuelvan  sus salarios, sus pensiones,  sus puestos de trabajo, sus derechos sociales; hasta ahora, lo que han hecho los gobiernos neoliberales es proteger a los bancos especuladores, en nada a ala gente desprotegida ante las hipotecas.

 

 

Lo único que el Estado burgués protege es al capital, hace campaña política  con el libre mercado, y dentro de ello el neoliberalismo arruinador, que fue impuesto en América Latina, y ha sido expulsado por los gobiernos redentores del Siglo XXI.

 

En aquellos países, nada de socorro para los que pierden sus empleos, no pueden pagar sus alquiles, carecen de solvencia para pagar la atención médica, le rebajan sus pensiones, o no pueden enfrentar los gastos en las escuelas que pierden también sus asignaciones o son  privadas, en fin el desahucio social,  y de hay las razones de los Indignados.

 

Deslealmente algunos han  pretendido comparar a Cuba con esos países de grandes solvencias o sistemas donde la justicia, el respeto a la dignidad plena del hombre, la equidad y los derechos sociales no es lo primero, incluso en esa gestión por el ser humano, nuestra pequeña Nación con su economía tan cuestionada, aventaja muchos indicadores sociales,  según organizaciones internacionales de Naciones Unidas y de América.

 

América Latina, tan rica y explotada, con el capitalismo no ha podido dejar de ser la región más aguda la desigualdad social, en la que se excluye al ciudadano que no puede acceder libremente a todos los mercados, no solo a esos donde se compra comida,  ropa y lujos, sino el de la salud, la educación, la cultura, porque en esos países se paga todo y no hay capitalismo que regule precios  a favor del consumo humano de supervivencia.

 

Los únicos precios que el Estado capitalista regula son sus propios precios: los del proteccionismo para invadir mercados foráneos, como los de           México,  Argentina, y otros países, para arruinar la competencia de los productores locales, y así vemos con la leche, que la botan para encarecerla y accionar sobre las tarifas, los productores aztecas de maíz fueron arruinados.

 

El capitalismo ya no puede presumir de su Sociedad de Bienestar, al      menos en Europa, ese es un slogan fracasado,  porque la quiebra de las finanzas nacionales ha quebrantado el supuesto buen vivir de una sociedad que está en las calles luchando por su derecho a un techo, un plato de comida,  que no le hagan recortes a la salud, la educación, la asistencia y la seguridad social, lo cual ocurre porque en el capitalismo el individuo está realmente desprotegido.

 

 

 

 

EN EL AIRE TAMBIÉN ESTUVO LA VICTORIA

 

 

 

 

 Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

 

El imperialismo yanqui quiso darle a la Revolución cubana un golpe de mano táctico aquel 15 de abril de 1961, con el bombardeo combinado a tres aeropuertos militares asentados en Santiago de Cuba, San Antonio de los Baños y de la Ciudad Libertad, en la capital, con lo cual Estados Unidos pretendió dejar indefensos al Ejército Rebelde, las Milicias Nacionales Revolucionarias y la Policía Nacional Revolucionaria, que eran las fuerzas que horas después harían contención a la invasión mercenaria por Playa Girón.

 

Indudablemente, en el pensamiento de agresor impune, siempre estuvo el cálculo de que con la aviación cubana de combate desactivada por el ataque aéreo el pueblo y sus líderes apenas tendrían con qué defenderse y sus armas a penas servirían para ripostar las bombas y cohetes que caerían sobre ellos.

 

Pero el error fue colosal, porque la férrea resistencia que tuvieron fue tal que no lograron poner de baja nuestros aviones, no obstante haber atacado camuflados con las insignias locales, en tanto pilotos, mecánicos y otros especialistas se dispusieron a poner de alta a los pocos aparatos que las Fuerzas Armadas tenía en aquel momento.

 

Los agresores creyeron haber logrado su objetivo, y menuda sorpresa recibieron después que, iniciada la agresión el 17 de abril, los milicianos y demás combatientes por tierra y los pilotos por el aire, le demostraron a los mercenarios y sus financistas que caros les costarían los intentos de reconquistar la neocolonia que perdieron tras la culata de los fusiles.

 

La ventaja era numerosa desde la madrugada en que se inició la agresión hasta que el Houston fue cañoneado por Fidel Castro de dos tanques de guerra, un T-34 y un SAU-100, cuando  67 horas después las fuerzas agresoras se rendían en masa ante los revolucionarios cubanos.

 

Playa Girón fue escenario de una batalla que decidiría la suerte de este país, de su pueblo y la revolución, y de eso estaban convencidos los rebeldes y milicianos, por eso el derroche de heroísmo fue tan alto en tierra como en el aire, y a no dudarlo los combatientes de las ciénagas pusieron mucho a la victoria, que los pilotos cubanos también consumaron en vuelo sobre mercenarios, lanchas, barcos, mientras derribaban naves pintadas de cubanas, pilotadas incluso por norteamericanos.

 

Nombre como el de Álvaro Prendes, resultan memorables, porque no solo se fajaron de frente a los agresores, sino que incluso algunos prefirieron estrellarse contra barcos yanquis, para dejar escrita una historia única en este continente, y muy difícil en los tiempos ulteriores, y que hasta hoy ha sido irrepetible, aunque sus intervenciones ha sido muchas de entonces para acá.

 

Numerosos pilotos yanquis estuvieron décadas guardados en morgues cubanas, para demostrar la culpabilidad norteamericana en la agresión, y los mercenarios prisioneros cambiados por medicinas y compotas, y eso lo lograron también los pilotos revolucionarios cubanos con aviones y avionetas que los invasores no pudieron destruir.

CLONAR A JOSÉ MARTÍ

Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

 

 En una reciente Mesa Redonda de Cubavisión Internacional, que condujo la notable periodista Arleen Rodríguez Derivet, se dijo una frase política que me pareció una especie de clamor ansioso porque se produzca la más generalizada difusión y asimilación del pensamiento, la acción revolucionaria y la ejemplaridad moral y ética de José Martí.

 

Los panelistas eran tres Premio Internacional José Martí, dos de los cuales eran nada menos que el “Nóbel de la Paz” Adolfo Pérez Esquivel, y Atilio Boron, este último el de la sugerente idea de clonar, no genéticamente al Apóstol cubano, sino política, ideológica y latinoamericanista, en aras de la lucha antiimperialista y la conquista de toda la justicia.

 

La idea, me resultó atractiva porque aunque Atilio sugería la “clonación” en Brasil, Argentina y México, su presencia en Cuba a propósito de la III Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo lo hizo elevar la convicción de que Martí es también ecologista, luchador por la mejor agricultura, promotor del comercio sin fronteras.

 

Es decir, el hombre inconmensurable en  ideas y visión multilateral, y como decían los panelistas, el pensamiento martiano es de tal hondura, diversidad y alcance que no hay tres o cuatro de su época y la actual que llegue a su estatura, y como sugiere mucho a los niños, los jóvenes y generaciones mayores, sugiere que se le “clone” expandiendo su obra por todo el mundo.

 

Para llegar a tal propósito, baste reflexionar e n que parece que los cubanos de comienzos del Siglo XX y durante toda la centuria, al Héroe de Dos Ríos temprano se le ubicó en el más alto pedestal del tributo, porque aquellos que fueron sus discípulos y soldados de la Guerra Necesaria se apresuraron a organizar sus Obras Completas para publicar inmediatamente.

 

A los niños en  sus hogares, con la literatura oral de los padres y abuelos, y luego en las aulas con los maestros inspirados en el Apóstol, sus ideas se difundieron por todo el Archipiélago, y como si no bastara, en las primeras décadas frente a cada escuela se levantó un pedestal con el busto del Héroe.

 

Generaciones ulteriores de escritores y poetas,  combatientes revolucionarios antiimperialistas y latinoamericanistas como Julio Antonio Mella y Rubén Martines Villena, tomaron de José Martí todo su ideario para refundar a la República frustrada, y cuando Fidel Castro Ruz, se fue a la última batalla cubana por la libertad nacional, tomó el pensamiento martiano para organizar a la Generación del Centenario y con ella arremeter contra los muros del Moncada.

 

Cuando a Fidel, ya encausado por los acontecimientos del 26 de Julio de1953, se le preguntó quién era el autor intelectual de la rebelión, sin  titubear afirmó que José Martí. Para entonces, Martí ya estaba en proceso de “clonación” para el mundo, en lo cual llevamos ya una centuria,  y no concluye, porque hace mucho que  nuestros niños de primaria y secundaria se integraron en su Organización de Pioneros José Martí, y con él se hacen grandes, estudiándolo en los Cuadernos Martianos.

 

Clonemos a José Martí en América Latina, ahora que nuestros pueblos se integran, y aprietan como la plata en las raíces de Los Andes.

LA LUZ MARTIANA

 Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

 

Por estos días se habló mucho, en la publicidad martiana, en ocasión del Aniversario 160 del natalicio de José Martí, que la luz del Apóstol alumbra a los cubanos, y creo que habría que añadir, que la iluminación es recíproca, pues la luz de las antorchas juveniles, también le dio fulgor al rostro del Héroe de Dos Ríos.

 

Y aquí se da lo más maravillo de todo: son luces que se buscan, una en el tiempo del ideario más vasto de un pensador cubano, el de José Martí, abarcador del más racional pensamiento político, filosófico y social, que abarcó todas las aristas de la vida de un país o de una sociedad, hasta en temas de las ciencias, la economía y de la guerra.

 

Lo más asombroso de todo es que José Martí buscó en la esencia de su visión futurista, al hombre, la vida humana, desde el niño a la ancianidad, en la vida y la muerte, pero creando, levantando pueblos, descubriendo las esencias del individuo, de las sociedad, los gobiernos, y parece, como es de suponer, que Martí sigue alumbrando porque su pueblo no deja dormir el fuego de su palabra y ejemplo.

 

Es decir, por una lógica de la necesidad, José Martí sigue siendo buscado por su pueblo, para beber en su fuente ideario, porque sigue orientando a jóvenes y adultos, a políticos y gobernantes, y claro, está grande por hacer ser un país que no guarda en las vitrinas a sus próceres. Es que la fuerza de atracción del pensamiento martiano hala mucho a los pueblos y estudiosos, incluso líderes mundiales como Fidel Castro y Hugo Chávez, proyectaron en su momento, con diseño propio, sociedad y sistemas futuros a partir del pensamiento martiano, y lo esgrimen como autores intelectuales de los procesos que lideran; Precisamente Chávez, conduce un proyecto político donde Simón Bolívar y José Martí son sus dos primeras fuentes inspiradoras.

 

Martí atrae por la profundidad y blancura de su ideario, la fuerza de su energía, la hondura del patriotismo, no solo nacional, sino ese que perpetuó en su discurso sobre las naciones americanas al sur del Río Bravo, con la adarga del indio, la mística del negro africano, con la gracia del fecundo español.

 

Para los que aman la libertad y la independencia no pueden desaprovechar el arsenal político que guarda Martí en su obra, sobre el desnudo que hace de la sociedad y la psicología del pueblo y gobierno norteamericanos, que no es solamente en su fuero interno para los que miran sus anaqueles, sino para las nacionas suramericanas y del caribe.

 

Del imperialismo actual José Martí alertó temprano, por eso a esta altura de los 160 años de su natalicio, José Martí sigue siendo antorcha y luz para los inquietos de ideas, los inclaudicables.

PERFECCIONAMIENTO SOCIALISTA SIN PAQUETAZO

Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

 

 

En la visión política de Las Tunas y del país, la vida va transcurriendo creo que en los cálculos de los arquitectos de los cambios socio económicos que el socialismo cubano reclama, y echa a andar, en una perspectiva de la dialéctica donde lo nuevo tiene necesariamente que avanzar.

 

A contrapelo de los palos de cañada que puedan entorpecer la marcha de la ruta soberana escogida, y sin un servicio gratuito a los enemigos de la revolución, el renuevo socialista caribeño marcha inexorablemente hacia los puntos cardinales donde esperan la eficiencia económica, la mejor gestión empresarial, la inversión provechosa, el desarrollo, la vida plena de los ciudadanos.

 

Años atrás, cuando la fabricación azucarera señalaba insuficiencias tecnológicas en la industria, los detractores del proceso revolucionario acusaban a las autoridades cubanas de no saber hacer zafras, y que por eso la industria caería al precipicio, y cuando se adoptó la decisión de racionalizar recursos y fuerzas para hacer el crudo, entonces los improperios fueron por eso mismo.

 

Ahora dicen que el gobierno revolucionario perdió el símbolo cubano de su más emblemático sector junto con el del tabaco, ambos provenientes de los tiempos de la colonia, sobre lo cual no refieren la sabia decisión de desactivar fabricas obsoletas, y producir solamente con las más de 50 que mostraban aceptables indicadores de eficiencia.

 

 De la economía cubana se dijo otro tanto,  marcada por la ineficiencia y acusaban iguales improperios, todo con el estigma del totalitarismo, más cuando ahora con la aprobación del pueblo, nuestros dirigentes se lanzaron a buscar alternativas con el talento de las masas, hicieron aperturas a la iniciativa privada, y refunfuñan de todo porque es muy lento, y hemos dicho que vamos, sin prisa, pero sin pausa.

 

No hace mucho argüían que los comunistas estaban vendiendo el país a los extranjeros, cuando vino la explosión turística cubana, mientras que hoy además de lo que se hace, quieren que lo acompañemos con un paquetazo político que desmantele al socialismo y liquide la Revolución, todo con una supuesta audacia que resultaría suicida.

 

Lo más importante de todo es que los cubanos estamos haciendo lo que ellos nunca se imaginaron, y lo peor,  en el propio campo que la contrarrevolución quería: apertura de negocios, alentar la iniciativa privada, créditos bancarios, la venta libre de casas y autos, la creación de granjas y fincas particulares, la entrega de tierra, crear un mercado alterno, y todo se hizo así.

 

Pero, no tanto como los enemigos de la revolución quisieron, pues quienes hoy se han lanzado a la aventura de la iniciativa privada, sin distinción ninguna,  no abogan por la ruptura política, sino que lo hacen dentro del sistema como parte de él, en armonía con la Revolución, no contra ella, y claro, eso no es de su agrado ideológico.

 

Ahora el país es más seguro, produce más, la estabilidad política es una de sus consecuencias y ello atrae mucho más al turismo cubano, que ya se acerca a los tres millones, mientras surgen nuevos mercados y rutas hacia la Isla; en breve, los detractores insatisfechos e inconformes con las aperturas cubanas verán como crecerá el producto interno bruto (PIB) con un despegue inusitado de bienes y servicios que antes estuvieron bloqueados por nosotros mismos.

 

Pero algo más hay que sacar del tintero: no estamos vendiendo la base económica del país, ni alentamos una nueva burguesía proletaria, la inversión de capital extranjero lo domina Cuba, no hay pérdida de independencia ni soberanía,  ni asomo de neoliberalismo, y todos los medios fundamentales de producción, con industria de por medio, son propiedad del pueblo.

 

Todo lo bueno que viene ocurrirá , seguro, pero sin el derrumbe del socialismo cubano, porque este se ha renovado y actualizado con hechura cubana, sin sombra de tutelaje extraño, como muestra de la voluntad en la respuesta que el pueblo cubano le dio a Raúl Castro Ruz, cuando nuestro presidente le preguntó al pueblo ¿qué país quieren en el futuro? Y el pueblo dijo: este, el que ahora estamos haciendo, pero con la revolución y el socialismo.

 

 

Una Patrona mambisa y rebelde

Por Ulises Espinosa Núñez

Ulisesen@enet.cu  

 

Ese bello rostro femenil, icono de la adoración divina, creo que vine a descubrirlo como algo propio allá por 2010, cuando leí en Holguín con avidez, todo lo que contaba el almanaque de ese año, editado por la Iglesia Católica, promocionando la celebración del 400 aniversario de la aparición de la         Virgen de la Caridad del Cobre, ocurrida el 8 de septiembre de 1612.

 

Mucho supe de esta historia no bíblica, todo lo asocie a algo que de niño vi, y es el amor patrio que ricos y pobres en Cuba sintieron siempre por la Santa Patrona, desde los remotos tiempos en que un supuesto naufragio la hizo recalar en las costas de la Bahía de Nipe, hasta que su peregrinar por un Santuario la hiciera asentarse defitivamente en El Cobre.

 

Los infortunios de la familia y la pareja, las desventuras en el amor, las desgracias que marcan a la gente, la creencia de que ella todo lo puede porque alumbra a la familia cubana, la hacen destinataria de todos los ruegos, de las promesas que se han pagar por la concesión de lo pedido, pues hacia abajo, ilumina y protege a todos sus hijos por igual, dicen los devotos.

 

Pero hay historias muy gustadas, esas que inflaman el pecho del patriota, pues por lo conocido ella es mambisa, solidaria e insurrecta, que anduvo sobre el pecho o al cuello de los combatientes que lidiaron contra el martirio esclavista español, y de los otros que décadas después también se fueron a la manigua y las serranías para pelear contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1958).G

 

Todo va mucha más allá, porque el querer hacia la Virgen de la Caridad del Cobre se disuelve en  todo simbología, ya que en lo imaginario y simbólico ella es para el cubano leal como la palma misma, esbelta y bella, o tal vez la mariposa blanca y olorosa que la mujer se prende a la cabellera, y hasta se nos puede antojar que es  nuestro Himno ardoroso, el Escudo .

 

Con la Virgen de la Caridad del  Cobre comulgaron los hijos más ilustres, los más humildes, y todos por igual dejaron allá en la colina la prenda valiosa que tributaron en promesas, y a la altura de este 8 de septiembre de 2012, a EL Cobre todavía se va en misión pagadora, o  a saldar un viejo anhelo, después que se logró el cumplimiento de lo que a ella le pidieron unos y otros.

 

Un día estuve  en El Cobre, fui a llevar a un hermano pagador de promesa por un hijo nacido ciego, y realmente, el asombro por lo que vi me hizo olvidar las palabras: los nombres más ilustres, las cunas más brillantes, los artistas y deportistas más famosos estaban allí en las dedicatorias a la Patrona de Cuba, junto a   joyas, los objetos más importantes, valiosos  y singulares, como una forma de patentizar el amor y la adoración, el culto sincero.

 

Hace un tiempo atrás, acudí al Cementerio de Las Tunas, donde serían extraídos los restos mortales del guerrillero Israel Santos, un joven tunero caído en la toma de la ciudad de Santa Clara, integrante del Pelotón Suicida; pues bien, en  el osario del combatiente, entre sus huesos y collares de cuentas y semillas estaba, como talismán, la medallita con la imagen querida de la Virgen de la Caridad del Cobre.

 

No soy creyente en poderes sobrenaturales, ni en la mística de los santos, pero lo que siento hacia esta mujer de la Nación Cubana, es lo mismo que profeso hacia mi Bandera, el Escudo, el ritmo temperamental del Himno Nacional o todo lo que me represente a mi patria y su pueblo. Es así como este mortal que no reza ni cree, no hace ni paga promesas religiosas, que no va a iglesia alguna, le rinde homenaje, porque para mi la Virgen de la Caridad del Cobre es Cuba.

 

 

 

 

 

La Patrona de Cuba (1)

La Patrona de Cuba (1)

Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu   


Ese bello rostro femenil, icono de la adoración divina, creo que vine a descubrirlo como algo propio allá por 2010, cuando leí en Holguín con avidez, todo lo que contaba el almanaque de ese año, editado por la Iglesia Católica, promocionando la celebración del 400 aniversario de la aparición de la         Virgen de la Caridad del Cobre, ocurrida el 8 de septiembre de 1612.

Mucho supe de esta historia no bíblica, todo lo asocie a algo que de niño vi, y es el amor patrio que ricos y pobres en Cuba sintieron siempre por la Santa Patrona, desde los remotos tiempos en que un supuesto naufragio la hizo recalar en las costas de la Bahía de Nipe, hasta que su peregrinar por un Santuario la hiciera asentarse defitivamente en El Cobre.

Los infortunios de la familia y la pareja, las desventuras en el amor, las desgracias que marcan a la gente, la creencia de que ella todo lo puede porque alumbra a la familia cubana, la hacen destinataria de todos los ruegos, de las promesas que se han pagar por la concesión de lo pedido, pues hacia abajo, ilumina y protege a todos sus hijos por igual, dicen los devotos.

Pero hay historias muy gustadas, esas que inflaman el pecho del patriota, pues por lo conocido ella es mambisa, solidaria e insurrecta, que anduvo sobre el pecho o al cuello de los combatientes que lidiaron contra el martirio esclavista español, y de los otros que décadas después también se fueron a la manigua y las serranías para pelear contra la dictadura batistiana.

Todo va mucha más allá, porque el querer hacia la Virgen de la Caridad del Cobre se disuelve en  todo simbología, ya que en lo imaginario y simbólico ella es para el cubano leal como la palma misma, esbelta y bella, o tal vez la mariposa blanca y olorosa que la mujer se prende a la cabellera, y hasta se nos puede antojar que es  nuestro Himno ardoroso, el Escudo .

Con la Virgen de la Caridad del  Cobre comulgaron los hijos más ilustres, los más humildes, y todos por igual dejaron allá en la colina la prenda valiosa que tributaron en promesas, y a la altura de este 8 de septiembre de 2012, a EL Cobre todavía se va en misión pagadora, o  a saldar un viejo anhelo, después que se logró el cumplimiento de lo que a ella le pidieron unos y otros.




Un día estuve  en El Cobre, fui a llevar a un hermano a pagar una promesa, y realmente, el asombro por lo que vi me hizo olvidar las palabras: los nombres más ilustres, las cunas más brillantes, los artistas y deportistas más famosos estaban allí en las dedicatorias a la Patrona de Cuba, junto a   joyas, los objetos más importantes, valiosos  y singulares, como una forma de patentizar el amor y la adoración, el culto sincero.

Hace un tiempo atrás, acudí al Cementerio de Las Tunas, donde serían extraídos los restos mortales del guerrillero Israel Santos, un joven tunero caído en la toma de la ciudad de Santa Clara, integrante del Pelotón Suicida; pues bien, en  el osario de aquel combatiente, entre sus huesos y collares de cuentas y semillas estaba, como talismán, la medallita con la imagen querida de la Virgen de la Caridad del Cobre.

No soy creyente en poderes sobrenaturales, ni en la mística de los santos, y lo que siento hacia esta mujer de la Nación Cubana, es lo mismo que profeso hacia mi Bandera, el Escudo, el ritmo temperamental del Himno Nacional o todo lo que me represente a mi patria y su pueblo. Es así como este mortal que no reza ni cree, no hace ni paga promesas religiosas, que no va a iglesia alguna, le rinde homenaje, porque para mi la Virgen de la Caridad del Cobre es Cuba.

Los dolores de Miami

Los dolores de Miami

Por Ulises Espinosa Núñez

ulisesen@enet.cu

Miami está padeciendo de agudos dolores, que no son de parto, y si por eso  fuera, malpariría, porque la carroña política de esa bella ciudad no podría dar a luz una criatura saludable llena de vitalidad, pues solo traería al mundo un feto malformado, engendro del mal, o más exactamente, una figura diabólica hija de la contrarrevolución terrorista. 

Esos dolores son por la impotencia de no poder liquidar a la Revolución Cubana y sus principales dirigentes, o corromper al pueblo en el supuesto de que por sus carencias y vicisitudes económicas se le rendiría al imperio, clamando por las vidrieras y confort, bombas, bayonetas y botas calzadas para la invasión y la reconquista.

Esos dolores se agudizaron después que el Comandante en Jefe Fidel Castro salió triunfante de sus accidentes, primero el del brazo en Santa Clara, y luego la afección intestinal, esta última que lo condujo a su salida definitiva de la dirección del país, tras su Proclama al Pueblo, que preparó a Cuba para enfrentar la situación y continuar.

Las muecas mayores vinieron luego, al comprobar la contrarrevolución que Fidel sobreviviría, y que en diciembre de 2010 Raúl Castro asumiera la presidencia de la República, y tras el reciente Sexto Congreso del Partido Comunista, el máximo cargo de Primer Secretario de su Comité  Central, nada, una agonía tras otra, sin poder levantarse, con más dolores.

 

Ahora las convulsiones de la mafia política y los resentidos llegan al estado de chock al verificar que el Partido Comunista de Cuba se ha democratizado al extremo de abrir sus debates a la población a través de la Televisión, tanto sus análisis en comisiones como en sesión plenaria, y que la política trazada fuera antes consultada con el pueblo en  los barrios, cooperativas y centros de trabajo.

Puede que ahora los dolores de Miami causen infarto político porque las reformas económicas cubanas están causando estupor: la iniciativa privada con los pequeños negocios del comercio y la gastronomía, como cafetería, restaurantes, pizzerías, y talleres, mercados agropecuarios, venta de automóviles, de casas, motos,  arrendamientos de barberías y peluquerías hasta tres sillones, además de otras pequeñas empresas donde afloran con ello el talento popular, las soluciones a muchos problemas y también satisfacciones, por la infinidad de servicios y productos que llegan a la población con los trabajadores por cuenta propia.

Todo eso dentro del socialismo, sin  traumas políticos, y por eso el estupor, porque es con la comprensión de la militancia comunista y de todo el pueblo, quienes sin perder los valores de la Revolución, sus conquistas socialistas y con la promesa de un futuro mejor, comprende que Cuba debe asimilar las enseñanzas de la dialéctica, y ejecutar medidas de perfección económicas que nos hagan imbatibles, pues con lo que se está haciendo, todos ganamos.

Y ahora, el último dolor: la visita del Peregrino de la Caridad, Benedicto XVI, quien inició su andar por tierras cubanas, a pesar del disgusto causado por ello a la contrarrevolución mafiosa de Estados Unidos, donde los fascistas quisieron convertir la visita jubilar por la Patrona de Cuba, en una bacanal del desorden político, con una oleada de noria procedente de Miami, donde muchos fieles abogaron por un encuentro de concordia y fe.

Ya nada es en un postCastro, sino con los Castro, y con las generaciones nacidas posterior a 1959; no habrá derrumbe a lo esteuropeo, ni guerra civil fraticida. Es en armonía con todos y por el bien de todos que todo se hace, garantizando desde lo económico y político ideológico la continuidad de la Revolución y el Socialismo, por la conquista de toda la Justicia, como quiso el Apóstol José Martí.

Tuve un amigo que soñaba con tener en  Cuba una red de restaurantes, pero quiso lograr su aspiración fuera y se marchó a Miami, donde solamente ha podido conquistar el puesto de estibador y agrupar una brigadita de restauración de jardinería y pintura, por lo que según sus posibilidades no puede venir todos los años, y ahora estará rabiando de dolores, allá, porque la oportunidad llegó, pero no para él, a  no ser que regrese con la cola entre las piernas. ¡Saque usted sus propias conclusiones!