Zabala es la leyenda de mi carnaval
Por Ulises Espinosa Núñez
Foto de Raúl Estrada Zamora
Aún a los 77 años, cuando se llergue como si en el horizonte quisiera ver a los rumberos de la vanguardia o a los pendoneros que abren el camino para sus Estampas Tuneras, Edilberto Agüero Rodríguez, ( Zabala) es la leyenda viva en la historia del carnaval de la ciudad de Las Tunas; ese apelativo es con el cual se identifica al hombre más renombrado y así mismo a la más popular comparsa de estas fiestas, que al propio tiempo es la embajadora del auténtico y legítimo jolgorio local.
Zabala es una leyenda que tiene su arraigo en lo más popular de su pueblo, en el natal reparto Santo Domingo, donde está la base de su comparsa: de allí son muchos de sus músicos, bailarines, figurantes y colaboradores, pero también de los barrios vienen quienes lo siguen caminando decenas de cuadras para ver los ensayos de la agrupación, o en las visitas de cortesía que se hacen comparsas y congas.
Es verdad que en tiempos de carnaval hay gente para para todas las opciones, pero Zabala es el hombre de las grandes multitudes, su gran orquesta es como un panal donde se compacta el pueblo arrollando tras la musica contagiosa, inigualable, única, que lleva a las personas a la apoteósís de la alegría y el goce.
No tiene antecedentes de músicos en los antepasados de sus padres Virgilio y Manuela y pudo tener otro sobrenombre de ellos mismos o algún otro familiar, pero el que se le clavó en la vida fue ese Zabala que alguien le dio el mismo día que en un juego de pelota se estrenó como el pícher emergente que no era, por el parecido en altura de más de seis pies con alguien que en las grandes ligas llevaba tal apellido.
No recuerda influncia de alguien en particular, aunque tal vez lo hubiera hecho Baldomero Portillo, fundador de la primera comparsa de la ciudad, que tuvo por un año el nombre de La Hatuey, la patrocinadora en el primer carnaval en 1952, pero que al año siguiente (1953) la ronera Pinilla respaldó a Zabala, quien fundó a Las Estampas Tunerasque.
En 1956, sin tutor del empresariado tunero, en un corrillo de amigos en el Parque Maceo, ante la perspectiva del futuro incierto que se avisoraba para la agrupaciòn musical, por falta de financiamiento, optaron por llamarla Estampas Tuneras (por su pobreza), y desde entonces es esa, aunque el pueblo también la identifica como La Zabala, con su cuartel general en la calle Adolfo Villamar Nro. 132/A, a unos metros de la esquina de la Tradicional Calle Rubí, a donde se convocan sus seguidores para ver los tradicionales ensayos.
Por aquellos tiempos de fundación, Zabala era el único de la familia en esos trajines, pero tuvo el pleno apoyo de su tía Antonia, quien lo crió, y disfrutaba el afán que ponía el sobrino en la organización de su comparsa, en tanto le temía, pues si eran tablas, lámparas o asientos lo que le hacía falta, con ellos cargaba, por eso muchas veces la casa se quedó a oscuras.
Si de algo a gozado Zabala es de la lealtad de la gente, de colaboradores, músicos y bailarines, pero una compañía vital no demoró en el tiempo en llegar, pues hacía falta consolidar la tradición, y para eso los hijos, los nietos; el primero fue Edy, a quien le entregó el batón, el mando de Las Estampas Tuneras, en el carnaval de 1981. Ya después serían tres: Edy, Paco y Toñito, que son quienes encabezan la avanzada de La Zabala en los desfiles y cabalgatas en los paseos. Tampoco son ellos los únicos, porque ya está Alexander, el cuarto varón, instrumentista de percusión y trombón.
También ahora están los nietos: Eddy tiene a Reinier y Edilberto, ambos percusionistas, y su pequeñín de nueve Pablo Enrique, que estudia violín y baila en la comparza. A la altura de esta historia, Edy tiene en esta fecha una niña, Edisley, que ensayó con tres meses en una caja de Olla Reyna, para una sorpresa en el carnaval que se suspendió en 2008, debido a los colosales daños del huracán Ike.
Por la parte de Paco (Enrique Pablo) la incorporación primera es la de Aleydis, de 14 años, que estudia clarinete y desde pequeñita es rumbera de los mayores y coreógrafa de Los Pequeños Zabalitas, la comparsita del barrio para el carnaval infantil. La otra hija de Paco es Ayanis, de 11 años, bailarina de Los Pequeños Zabalitas, y de la grande cuando a hecho falta.
Toñito por su parte aportó a Marcos Antonio, de 16 años, y Pablo Enrique, ambos estudiantes de violín y percusión, mientras el cuarto varón de Zabala, Alexánder, tiene en la tradición a su hijo Alexánder de ocho años, que ya baila en Los Pequeños Zabalitas. En fin, son 18 los Agüero dentro de las dos comparsas, y entre madres y nueras, suman 24 los de esta legendaria familia que abrazaron la causa de Zabala.
Si el viejo una vez fue el único en la música, ahora por ejemplo, Edy y Toñito son los líderes del Conjunto Barricada, mientras Paco es músico de la Banda Municipal de Concierto y miembro del Coro Euterpe. Edilberto Agüero Rodríguez, está jubilado hace ya muchos años, y a pesar de su edad avanzada, todos los años está al lado de los hijos y nietos armando su comparsa legendaria, asegurada por el compromiso social que tienen todos de que perdure en el futuro esa leyenda viva del carnaval tunero que es Zabala y sus Estampas Tuneras, cuyo nombre es suficiente en nuestras fiestas para arrastrar a las grandes multitudes, ahora que la fiesta comenzó hoy.
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