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Sabanilla

Fidel Castro da jaque mate en Calle Ocho de Miami

Fidel Castro da jaque mate en Calle Ocho de Miami

Por Ulises Espinosa Núñez

Ulisesen@enet.cu

 

Cuando hace unos días escribí y publiqué en Sabanilla mi crónica Cuba alegre, Miami llora, impactado por la aparición de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro en distintos escenarios habaneros, entre ellos su visita al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) y luego en la Mesa Redonda de Cubisión, sabía de dos sentimientos extremos brotarían a ambos lados del Extrecho de la Florida.

 

Estaba seguro de que los cubanos sentiríamos desbordante alegría por ver al Jefe de la Revolución Cubana recuperado, rosado, grueso, lúcido, oportuno y visionarioo en los acontecimientos que se gestaban por las amenazas norteamericanas a Corea del Norte e Iran, a partir de profocaciones y argucias, para declarar guerras de inprevisibles consecuencias internacionales.

 

La misma convicción tenía por la frustación y el llanto que tales acontecimientos provocarían en los desalmados de la industria anticomunista y contrarrevolucionaria que medrada en la sureña ciudad norteamericana de la emigración y el exilio político, y no me equivoqué, porque ahora leo lo que el periodista Lázaro Fariña publicó este lunes en el diario Granma, un cubano que radica allíe hace 47 años y se ejerce su profesión con una honestidad que muchos no se atreven a imitar.

 

Reproduzco íntegrante la mitad de su comentario titulado La industria anticubana de Miami, en la que está lo que justifica y comunica en esencia con aquellas líneas de Cuba alegre, Miami llora y cito de Lázaro Fariñas:

 

Últimamente, a la industria no le han ido bien las cosas. El problema es que, de vez cuando, sucede algo en Cuba y las cuentas no les cuadran en Miami. Algunas veces, ponen sus esperanzas en algo irreal y por lo tanto, llegan a conclusiones que son irreales. En verdad, estos personajes son muy propensos a alucinarse. Se llegan a imaginar cosas que los delirantes. Desde el concierto de Juanes en la Plaza de la Revolución a la fecha, todos les ha estado saliendo jo0robado.

 

Hay que recordar que algunos de estos trasnochados empezaron a hacer las maletas cuando se cayó el Muro de Berlín. Hicieron apuestas, y me recuerdo que decían, "la cuestión no es si se derrumba, sino cuando". Si vamos unos años atrás, cuando el presidente de Cuba (Fidel Castro) se enfermó, esta gente muy seriamente se llegó a creer que al Gobierno de Cuba le quedaban horas.

 

Los odiadores miamenses salieron enloquecidos a las calles de esta ciudad a celebrar la muerte de Fidel Castro y el fin del Gobierno Revolucionario. En el famoso restaurante Versalles, de la Calle Ocho de Miami, a donde acude la crema y nata de la ultraderecha cubano americana, hubo festejos y gritos histéricos de alegría.

 

Hoy en día, en el mismo restaurante, sólo se ve tristeza. Esa melancolía y esa tristeza no se deben al fallecimiento de la cantante Olga Guillot, fiel representante de esa derecha reaccionaria, sino por la comparecencia de Fidel en la Mesa Redonda de la televisión cubana y las fotos de sus visitas a diferentes centros de investigación en la capital.

 

En este mismo restaurante en donde daban gritos de alegría los que allí acudieron para celebrar la "muerte" del Comandante, ahora se oyen lamentos al ver a Fidel , no solamente recuperado físicamente, sino más lúcido y coherente que cualquiera de los que allí acuden a hablar tonterías. Esos "patriotas de café con leche", que se pasan día y noche en el parqueo del establecimiento hablando mal de Cuba, no hallan ahaora de qué hablar. El Gobierno cubano, sin proponérselo les ha dado jaque mate.

 

Las conversaciones que se han estado llevando a cabno respetuosamente entre el Presidente Raúl Castro y los jerarcas de la Iglesia Católica de la Isla son miradas por "combatientes verticales" como un acto de traición ede la Iglesia. Esto, a pesar de que la Iglesia Católica de Cuba no les debe nada a estas gentes que se han pasado la vida diciendo horrores de los obispos católicos cubanos en general y de su cardenal en especial.

 

Ya sabemos cómo se sienten las turbitas del restaurante Versalles de Miami, ahora que ver qué van a decir por el mundo los cubanos ejecutivos de cuentas de la CIA en esta ciudad.

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