LA MALDICIÓN DEL MEDIO ORIENTE
Por Ulises Espinosa Núñez
ulises@rvictoria.icrt.cu
La fragmentación del la unidad de credo aparente en el Medio Oriente y de las naciones del norte de África, inclusive de Europa emn tornos al Islam, es ahora un teatro de operaciones militares, en primer lugar porque las posiciones ideológica, políticas y económicas en torno a oro negro, gracias al sometimiento al patrón de todos ellos, Estados Unidos, deja indefensos no ya a los gobiernos, sino a los pueblos, víctimas de la guerra de un lado y otro.
Pero si unas no tienen tropas desangrándose en territorio vecino, o inyectando apoyo logístico a un bando, al menos están dentro de un área de influencia política que por lo regular beneficia a quienes debieran estar conjurando los peligros de invasores apetentes de riquezas a las que aspiran a cualquier costo que no pagan la OTAN ni Estados Unidos
Esa región, siempre con sus diferencias, fue de por vida una geografía armónica con la excepción maldita de Israel, que por argucias y estrategias futuristas de Occidente, la dio pesebre para que naciera como ciclópea figura en cuyo ojo solamente ve tierras palestinas para su expansión, o países vecinos que por su fortaleza y diferencias de posiciones, son sus enemigos; Israel es tan peligrosos para Palestina como para los demás vecinos.
Fue convertido en potencia nuclear para la impunidad agresiva, es decir agredir a quien se le antoje, sin riesgos de respuestas enérgicas, como muy bien le pudiera llegar de Irán que no le teme y le ha advertido que de ser agredido u obligado a intervenir en una guerra regional, le haría pagar apocalíptico precio por su villanía.
Palestina, Siria, Irán, Egipto y otras naciones nunca han agredido o amenazado a la tierra judía, mientras el gobierno de esta, a todas luces fascista, estuvo o está presto al ataque, pero afortunadamente ahora está a peligroso punto de mira para una respuesta que le partiría definitivamente las rodillas, y ya para que no se levante nunca más, en primer, porque después del primer disparo la guerra se desencadene de manera incontrolable, porque varias potencias nucleares tienen intereses vitales en esa región.
Y ahí está la maldición del Medio Oriente, en un Israel que vive pegado a Estados Unidos como un niñote que no quiere dejarle a la madre el seno, y como amantado a todo pezón nació y creció fuerte, ahora peligrosamente poderoso, pero vulnerable si la unidad del Islam se reconstruyera entre aquellos que fueron hermanos de credo y hoy enemigos atrincherados detrás de los pozos de petróleo.
En tanto, con Palestiona en el epicentro del expansionismo sionista, a la geopolítica occidental y su camarilla, no le duelen los cientos de niños, mujeres y ancianos que mueren bajo las bombas y los cohetes de Israel, ni la ruina en que es convertida la superpoblada Gaza.
No identifiquemos de dónde a dónde, pero es innegable que los cohetes nucleares se están apuntando, y si se disparan, los culpables serán Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, por haber creado un Israel que endemoniadamente se ha convertido en la maldición del Medio Oriente.
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