ADA LLEGÓ Y SE FUE
Por Ulises Espinosa Núñez.
ulisesen@enet.cu
Ada Viviana regresó a Las Tunas, con unas vacaciones de agenda cargada de compromisos con familiares, amigos y su novio de 35 años con quien compartió sueños, almohadas y amaneceres, sobre una cama en la que procrearon a sus dos retoños: Daya y Willy, la primera máster en Ciencias Farmaceuticas y el otro un cantante de talla mayor.
Como padres, ya están realizados, porque a ambos los llevaron hasta el punto donde en lo adelante, sus vidas serían lo que cada uno de ellos supiera construir con una obra y talento personales, ¡ah!, pero sin negarles el celo y la mirada constante, y claro, no podía ser de otra manera en quienes juntos fueron los arquitectos de esta familia modelo.
De Ada hablé, en los días posteriores a su partida en segunda misión, y obligado estoy a traerla a esta página suya, porque dicen que según partes nunca fueron buenas, y eso en Venezuela podía ser a la inversa, y como periodista y cuñado, pude acceder a su satisfacción de hablar sobre quienes la recibieron nuevamente en Anzoátegüi.
Volví a Anzoátegüi, _ me dijo_, exactamente a Puerto La Cruz, municipio de Sotillo, donde cumplí mi primera misión, pero esta vez en la Parroquia San Diego, porque la jefatura cubana de Barrio Adentro me satisfizo la petición de regresar a la gente que me quiso y yo quise, y el recibimiento fue maravilloso.
"Imagínate, la sorpresa fue grande porque aunque yo le había dicho a los vecinos que volvería, ellos no esperaban que fuera cierto, y tan pronto; ahora con más ayuda y consideración estatal respecto a la vez anterior, en cuanto a condiciones de vida y recursos para cumplir la tarea que cumplo".
Los tres años que Ada estuvo en Anzoátegüi, los deshojó día por día en la Parroquia de Pozuelo, y ahora está ubicada en la zona rural de San Diego del Puerto La cruz, donde los vecinos son solidarios, en un lugar tranquilo rodeado de cerros y abundante vegetación", cuenta ella.
"De mi gente allí tanto como la de Pozuelo, debo decir que se muestran muy hospitalarios, preocupados por mis necesidades y seguridad, me llaman mucho por teléfono para saber cómo estoy, pues vivo sola, aunque con todas las comodidades, a unos 700 metros de San Diego, un cacerío de pocos habitantes y tranquilo", enfatiza.
No sin añoranzas, por su gente de acá de Las Tunas, esta estomatólaga de elevada calidad profesional, prefirió hablarme primero de sus queridos pacientes y amigos de Anzoátegüi, antes de refir las responsabilidades que cumple como activista de la Parroquia, ya que además de la labor técnica participa en charlas y conversatorios de educación para la salud, y terreno en otros diagnósticos, que luego tienen seguimiento.
"Soy la responsable administrativa de dos módulos, a los cuales tengo que atender por igual, y logro cumplir con la ayuda de todos, además de contar con los medios tecnológicos para la misión", en la que llevo ya un año en esta segunda vez, pero ahora no sé cuándo terminaré por lo que les he dicho a mis hijos y esposo que resistan tal como yo haré.
Esto escribí cuando el último 14 de febrero, Día de los Enamorados, Ada anduvo de largo recorrido con su media naranja, William Espinosa, a unas 48 horas de su regreso a San Diego, paraje venezolano donde volverá a deshojar el calendario, a la espera de nuevas vacaciones, protegida por el amor de quienes están contentos de tenerla en estas segundas partes que vuelven a ser buenas, como en la primera.
Vino y de fue luego de cumplir su larga agenda compartiendo su vcida íntima de 30 días con su familia, de fiesta en fiesta, playas, y no dejó de visitar con un rampo de flores la tumba donde reposan los restos de Aida, la madre que la condujo por el más seguro camino de la vida, enseñándole esos valores que distinguen a esta querida cuñada hermana, y con los cuales como patrón así forjó la conducta de sus hijos. Esperamos por ella.
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