ESTADOS UNIDOS, UN PAÍS ENFERMO
Por Ulises Espinosa Núñez
ulisesen@enet.cu
Estados Unidos es un país enfermo, no tengo la menor duda, luego de ver cómo las más altas figuras del país en lo político, judicial, diplomático, económico y militar desdeñan todos los valores nacionales, por tal de conseguir sus objetivos estratégicos y gobernar por encima de todo criterio nacional de concordia con la Comunidad Internacional.
Hace décadas se perdieron en ese país lo altos valores que inscribió su ponderada Constitución, en el concierto de las naciones, porque con ellos no se puede dominar al mundo para acceder a los grandes recursos y materias primas que necesitan.
Se impusieron otros criterios que nacieron en los centros de poder del Complejo Militar Industrial, después de vencer en las luchas por la independencia de las 13 colonias y fiebre de conquista hacia el sur mexicano, y después en otras regiones, todo simbolizado ahora en su bandera de estrellas y barras.
Se trata de una situación del cuadro enfermizo con que llegó al mundo esa Nación, en estado febril por el oro, la conquista de territorios y pasión por las armas, tal como vive hoy esa sociedad con 300 millones de pistolas, fusiles y revólveres en las manos civiles de los norteamericanos.
Las armas y la guerra por intereses es un rasgo distintivo de la clase gobernante, alejada por supuesto de los valores de ese pueblo enajenado por la desinformación, al punto de que llega a aprobar invasiones, agresiones y ocupación de países, como ocurrió una vez cuando hicieron explotar el buque El Maine y décadas después La Coubre, y no hace mucho Irak, Afganistán, Libia.
Estados Unidos es un país enfermo moralmente porque no reconoce el concepto de soberanía e independencia, y a sus ciudadanos les importa un comino si en aras de la política y de los intereses se viola la Constitución, aplican la pena de muerte a un inocente o encarcelan a un menor.
Ese país no protege a los niños ni a los adultos en asuntos de salud y educación, mucho menos si son negros, latinos a asiáticos, y a sus líderes no les importa los cambios climáticos puedan sepultar a los propios norteamericanos, como mañana pudiera ocurrir en Nueva York o Manhattan.
El criterio de justicia, equidad, son términos desconocidos en el lenguaje político y social de los norteamericanos, por estar enfermos y solo importarle su propia existencia y el criterio propio de democracia que gustan imponer a otros.
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