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Sabanilla

EL DÍA QUE BAUTIZARON AL LEÓN DE SANTA RITA

Monumento a Vicente García en Las Tunas

Por Ulises Espinosa Núñez

 

No había guirnaldas multicolores, ni otros elementos         decorativos para un bautizo tradicional, salvo aquellos de la infraestructura de un campamento militar en campaña, y lo que sobrevendría para ello, estaba sujeto a las circunstancias probables de la guerra, cuando dos ejércitos se buscan sin tregua para destrozarse.

 

Hasta aquel día, el Mayor General Vicente García había sido el audaz militar salido de las labores de su hacienda, pero con un pensamiento táctico estratégico que asombraba, y todavía mucho más en el futuro a compañeros y adversarios de armas, por eso sobrevendría temprano un sobrenombre justo que perdurará por los siglos.

 

El bautizo no sería por un primer encontronazo con armas de fuego, porque para el 19 de agosto de 1871, ya Vicente García y su ejército de campesinos y hacendados libres escribían hacía cuatro años leyenda gloriosa en los llanos orientales.

 

Todo comenzó tres días antes, el 16 de agosto, cuando una fuerte columna española procedente de Guaimaro detiene en la finca San Rafael a los exploradores mambises Manuel Cruz y Teófilo Aleaga, gracias a un guía traidor.

             

 Por esa circunstancia, en San Rafael, los españoles toman prisionera a la familia de Vicente García y es destruido el taller de herrería y se ocupan 700 balas y el diario de campaña de 1870 del jefe mambí, que lo envió allí para ser protegido.

 

 El 17 de agosto, el Brigadier Velasco, que era jefe de las tropas españolas invasores en territorio tunero, y que además era masón, supo que Vicente García tenía el Grado 33 de la masonería tunera, lo que tomó en consideración fraternal para liberar a la familia prisionera y con un salvoconducto para que se refugiara en Guaimaro.

 

Aquel territorio era zona libre mambisa, y próximo estaba el campamento insurrecto de Santa Rita, un reducto invulnerable, hacia donde se dirigió el Brigadier español con sus efectivos divididos en tres columnas en avance circular para el sitio, pero avistados a prudente distancia..

 

Vicente García, que jugaba una partida de ajedrez con Francisco Muñoz de Rubalcava, le dijo sereno a este: “marquemos la última jugada para cuando obtengamos la victoria”, y ordenó desplegar su caballería y la fusilería de franco tiradores, en posición defensiva similar, y “cada disparo debe derribar un enemigo”, ordeñó

 

 Fue una batalla sangrienta: cargas al machete y descargas cerradas muy certeras dejó al escenario español  en el espanto horroroso de heridos y muertos, sin poder llegar a las posiciones naturales del mambisado tunero.

 

Allí quedaron 112 soldados tendidos, y cuando ya en obligada retirada cargando el polvo de la derrota y sus bajas, el jefe español le preguntó al oficial Fajardo qué hombre era ese que combatía allí, este le contestó: “Ese no es un hombre, es un león”, y es así cómo el mando español bautizó de El León de Santa Rita al Mayor General Vicente García, el 19 de agosto de 1871, hace 143 años.

 

 

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