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Sabanilla

TODAS LAS REPÚBLICAS ACUDIERON

 

 

 

Por Ulises Espinos Núñez

ulisesen@enet.cu

 

Nuestras Repúblicas dolorosas de América, al decir de José Martí, ya no lo son tanto, porque un aldabonazo independentistas y unitario, acaban de separarla institucionalmente del imperio yanqui, no por chovinismo latinocaribeño, sino por necesidad histórica de la convicción de que quieren dejar de ser la tierra que sus gobernantes y soberbios conquistadores la tuvieron por siglos como su

Pedestal, y de que las espaldas indias y criollas siguieran desdobladas en escalones para ascender a la esclavitud moderna que impuso el capital.

 

Desde Miranda y Bolívar hasta Fidel Castro y Chávez, Nuestra América debía salvarse con sus indios, e impedir que el gigante que lleva todavía botas de siete leguas terminara por aplastar a todos definitivamente, como pretendió cuando apadrinó tiranías tempranas y tardías, ante las cuales no hizo gesto mínimamente solidario por proteger a las naciones sureñas, que siempre le fueron ajenas, tal como se portó cuando Inglaterra enfrentó a la Argentina por sus colonias en Las Malvinas.

 

Todo lo malo en el Sur siempre ha venido del Norte, primero por la apetencia y voracidad sobre sus tierras y recursos naturales, incluso hasta por la sana mansedumbre de los indios como fuerza de trabajo barata, reflejo del desden del vecino formidable qque no la conocía, al decir del Apóstol cubano, lo cual era el peligro mayor para América, y aunque ya no es tanto así, la amenaza es latente, no ha dejado de existi, incluso ahora es mayor, porque por lo contrario la conoce de otra manera en que ella se muestra libre, soberana y unida.

 

Y ese peligro para Améra Latina y el Caribe tiene cortos caminos para la       inminencia, porque si por un lado Estados Unidos no puede lanzar impunemente sus tropas y Armada aeronaval porque la resistencia sería global en esta región, sí puede como ya otras veces, fomentar la oposición a los cambios, revertir realidades, diseñar lacayos, y comprar traidores para crear tiranos,  que de esos nunca faltan.

 

El riesgo, la amenaza, los peligros son ciertos, la historia reciente en Honduras y el Paraguay, son botón de muestra, pero Nuestra América y el Caribe ya cambiaron lo suficiente como para institucionalizar su unidad política, económica y cultural, para ya no ser más patio trasero ni que le inyecte el odio entre las razas, porque no hay razas, como apuntó el Héroe cubano, que junto a  Bolívar y otros próceres acompañaron a los 33 mandatarios que acudieron sa la convocaron cubana para la Cumbre de la CELAC en La Habana.

 

Los documentos aprobados por los gobernantes de Latinoamérica del Caribe fueron concebidos para instituirse como una comunidad sin tutores dominantes, protegerse de las apetencias extraregionales, crear herramientas y políticas de seguridad, desarrollo, igualdad, y eso es consecuencia de que Fidel  Castro y Hugo Chávez encontraron los caminos bolivarianos y martianos, que estaban perdidos hace 200 años, y por los rostros alegres y satisfechos de de todos, esta cita fue tanto histórica como exitosa.

 

Los discursos de los dignatarios, las declaraciones a la prensa internacional, ahora vendrá la práctica de esas políticas que avanzarán en varias direcciones de encuentro para elevar a lo más alto el bienestar y la felicidad de  nuestros pueblos hermanos con libertad, soberanía e independencia, y como ese era el propósito logrado para el futuro inmediato, habría que decir  a los libertadores: ninguna República faltó a Cumbre.

 

 

 

 

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